Vamos a ir situándonos porque estamos ante una novela de Antonia J. Corrales, en concreto con su último libro publicado con el ya de por sí misterioso título de Y si fuera cierto, y es necesario ponernos a la altura imaginativa que derrocha por todos los poros de su piel tan singular autora. Imaginad un restaurante repleto de comensales. Un hombre y una mujer sentados alrededor de una mesa en un rincón y en el lado opuesto de la sala, otra pareja en otra mesa. No se han visto en ningún momento. De pronto la puerta de la calle se abreve con un golpe de viento del exterior. Fabiola, que así se llama nuestra protagonista, se da cuenta que, después de unos años de felicidad, todo ha cambiado. Su matrimonio que hacía aguas desde hace tiempo se ha hecho añicos, y decide dar un giro total a su vida. Como es escritora, aunque lleva años atascada con una novela con la que se siente incapaz de terminarla, acepta una oferta de trabajo para escribir la biografía de un hombre, Santos, que vive en un apartado pueblo prácticamente incomunicado y lejos del mundanal ruido, para olvidar su problemática vida, sin hijos por pereza y desidia, un matrimonio destrozado y su madre ingresada en una residencia y aquejada de Alzheimer. ¿Qué le deparará esta decisión?
Vamos a seguir situándonos. Imaginad un viaje en un vetusto y renqueante tren, que yo me lo imagino como los del lejano Far West, que llega a un apeadero perdido más vetusto que él mismo con las vías casi oxidadas en el que sólo desciende Fabiola después de que pare con un ensordecedor ruido metálico de frenos. Allí le está esperando Santos que le advierte que si desea hacer una llamada última desde la centralita de la estación está a tiempo porque en el pueblo al que van no hay ni teléfono ni ningún tipo de cobertura para los teléfonos móviles ni bandas anchas que ahora ya no sabemos vivir sin ellas, antes de viajar en un viejo Seat 1500 con los asientos de skay y en donde suenan canciones de Luis Eduardo Aute.
Y, para terminar, imaginad un viaje largo por un camino de tierra hacia un pueblo muy apartado donde ocurren cosas extrañas.
En la segunda parte se da un giro a la historia a otro escenario diferente hasta llegar a su desenlace, pero no puedo decir nada más que lo que he escrito más arriba y no voy a desvelar nada. Así que, o leéis el libro o seguid imaginando por vuestra cuenta. Yo os aconsejaría que hicieseis lo primero y así lo segundo vuestra imaginación volará y volará, ya que Y si fuera cierto es una novela mágica donde todo, absolutamente todo, puede pasar, tanto que hasta un personaje se atreve a decirle a Fabiola: "Aquí no hay nada imposible, sino todo lo contrario. Fabiola, aquí todo es posible, absolutamente todo, créeme".
En la segunda parte se da un giro a la historia a otro escenario diferente hasta llegar a su desenlace, pero no puedo decir nada más que lo que he escrito más arriba y no voy a desvelar nada. Así que, o leéis el libro o seguid imaginando por vuestra cuenta. Yo os aconsejaría que hicieseis lo primero y así lo segundo vuestra imaginación volará y volará, ya que Y si fuera cierto es una novela mágica donde todo, absolutamente todo, puede pasar, tanto que hasta un personaje se atreve a decirle a Fabiola: "Aquí no hay nada imposible, sino todo lo contrario. Fabiola, aquí todo es posible, absolutamente todo, créeme".
Antonia J. Corrales es fiel a su fórmula: la narración sigue siendo en primera persona, predominan los personajes femeninos, un lenguaje sencillo de fácil comprensión y altamente emotivo, aunque haya escenas que sean difíciles de creer. Pero da igual porque Y si fuera cierto es una novela en la que la magia y lo real van juntos abrazados, y en la magia la realidad se transforma para que se haga presente, con una paulatina subida de la intriga y la curiosidad en crescendo. De hecho existe misterio en cada uno de los capítulos que conforman el libro para que el lector vaya disfrutando de sorpresa en sorpresa a medida que va avanzando con su lectura por las páginas de la novela.
Podrá ser o no una ficción lo que se cuenta en Y si fuera cierto, pero Antonia J. Corrales nos vuelve a sorprender. No hay nada imposible. Para los que nos atenaza la soledad del corredor de fondo, nos quedarán para siempre los paraguas rojos, sus mujeres de agua, sus hombres de viento, las amapola, los chamanes y esa jirafa blanca de Tanzania que ellos sólo pueden ver, pero, además, a partir de ahora también tendremos las hojas rojas y aterciopeladas de arce, la luz violeta, las nubes de color malva, las auroras boreales y las tardes de lluvia y tormenta para poder ver que lo verdaderamente importante se encuentra dentro de nosotros mismos y no en lo superfluo y material que nos empeñamos en atesorar. Porque hay cosas que creemos que no existen por el mero hecho de que no las vemos. Porque la vida sólo está hecha de sentimientos y recuerdos. Aunque te parezca una dirección muy rara, recuerda: segunda estrella a la derecha y luego recto hasta el amanecer, Allí se encuentra Antonia J. Corrales.
Pura magia, Pura vida.
©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega
©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega
El universo entero es puro sentimiento, el resto, lo material, solo es el vehículo que hace que nos desplacemos entre los recuerdos. Qué bonito escribes, no me cansaré de decirlo, tus reseñas son pura poesía, haces de ellas un universo de letras lleno de magia. Leerte antes de dormir es asegurarse una noche arropada de bellos sentimientos y delicadas emociones.
ResponderEliminarSilvia,me voy a dormir lleno de buenos sentimientos por tus palabras. Muchísimas gracias.
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