martes, 2 de junio de 2015

El mal camino



Tú que estás ahora mismo leyendo estas líneas, teme a la noche, teme al día, estate siempre alerta para no empezar a andar por el mal camino.
Es el final de una noche, estás tomando unas copas en un bar con un amigo, te despides de él, te montas en el coche, empieza a llover, el parabrisas está sucio, la carretera es muy oscura, vas fumando y se te cae la brasa del cigarrillo, la intentas apagar, te distraes, levantas la vista, ves a un tío en medio de la carretera con los brazos levantados delante del coche pidiendo que pares. Bam. Acabas de empezar a adentrarte en El mal camino.

En una carretera rural del sur de Francia, un hombre surge de la oscuridad y desencadena una serie de extraños acontecimientos, convirtiendo en una pesadilla las vidas del escritor Bert Amandale y de su amigo Chucks Basil, una estrella del rock en horas bajas.

Este es el sucinto resumen de El mal camino, la nueva novela de Mikel Santiago, un joven escritor que el año pasado sorprendio con su primera novela larga, La última noche en Tremore Beach.

Bert Amandale es un escritor famoso que se traslada desde Londres a vivir a La Provenza francesa con su mujer, Miriam, y su hija adolescente, Britney, huyendo de un sinfín de problemas. Las cosas parecen ir por el buen camino hasta que Chucks Basil, amigo íntimo de Bert y problemática estrella del rock se muda al pueblo de al lado. Una noche Chucks atropella a un hombre en la carretera y se da a la fuga. Pero, al volver, el cadáver ha desaparecido y nadie parece haber escuchado ni visto nada, hasta que una serie de extraños acontecimientos empieza a rodear a ambos.

Bert escribe novelas truculentas llenas de personajes con muy mal carácter que asaltan casas y matan a sus habitantes. Chucks es un famoso músico aunque lleva años sin hacer nada y su último disco no termina de prepararse. Miriam se siente feliz en su nueva casa aunque su relación con Bert está naufragando a pasos agigantados. Britney ha tenido problemas serios en su pasado reciente y es una adolescente rebelde e insatisfecha aunque parece que su vida se vuelve mejor al conocer a un chico. Nada parece estar claro en esta parte del mundo. Nada resulta ser lo que parece. ¿Qué está ocurriendo?

Mikel Santiago confiesa escribir lecturas veraniegas, pero lo hace de una manera deslumbrante y centelleante. El mal camino está cargado de suspense, unos personajes muy cercanos y un ritmo frenético en su lectura. La novela está dividida en tres partes muy diferenciadas que me han recordado a la estructura de una obra teatral. Empieza con la presentación donde conocemos a los personajes y la situación que originará el conflicto para concentrar la atención del lector, adueñarse de su interés, adentrarle en él e indicarle, más o menos porque es bastante impredecible, como debe tomar la historia. La segunda parte es el nudo y desarrollo de la trama, donde se desenvuelve el argumento antes expuesto, para lanzarnos a un desenlace en las últimas cien páginas absolutamente potente y magnífico en el que se resuelve todo. Y todo lleno de factores de sorpresa, apartes, suspenses, retrovisiones, sueños, peripecias y situaciones, con unos personajes muy bien construidos que acompañan a Bert en su supuesta paranoia pero con esa voluntad firme y con su comportamiento que le hace defender esa voluntad férrea que parece que no le va a doblegar nunca.

No puedo decir nada más. Hay que leer El mal camino y pasear por Bert por esos campos idílicos de la campiña de La Provenza cuajados de cánulas y lavandas donde no todo parece ser tan paradisíaco ni nada es lo que parece ser. Ocurra lo que ocurra, en algún momento de la noche, el sol volverá a salir por el horizonte y, de alguna forma, la vida seguirá. Por el mal camino, pero seguirá. Mikel Santiago nos lo deja muy claro en esta novela veraniega y de puro divertimento en la que está muy claro que este tipo de literatura para nada está reñido con la buena literatura.

©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega