jueves, 31 de diciembre de 2015

Con el miedo en los tacones



Define su autora, Teresa Álvarez Blanco, su libro Con el miedo en los tacones como "una novela "ligera" para entretener un rato y olvidarse de los problemillas...".

Y llegó Elvira, divertida, despistada, cotidiana... por fin una protagonista algo rellenita, ligeramente patosa, y muy, muy entretenida. ¿Su misión? buscar a Elisa, una absoluta desconocida para ella pero con un punto en común: su asombros parecido físico. ¿Qué motivos hay que para Elisa tenga que buscar a una persona a la que no conoce de nada y no ha visto en la vida? La casualidad, la pura y simple casualidad que la llevará a vivir situaciones peligrosas y a poner su vida en riesgo.

Tengo que dar la razón a Teresa Álvarez Blanco porque Con el miedo en los tacones entretiene y entretiene mucho, haciéndote olvidar durante las horas en que con su muy divertida lectura esos problemillas que nos acosan de continuo. En lo que no estoy muy de acuerdo es con el calificativo de "ligera"  que. por supuesto, no lo pone como algo peyorativo. Con el miedo en los tacones no tiene, claro está, nada que ver con A la busca del tiempo perdido de Marcel Proust ni con el Ulises de James Joyce, pero en sus páginas se encuentra esa magia sorprendente que envuelve a la buena literatura. Yo más que de ligera la definiría como divertida, chispeante, ocurrente, jovial, entretenida, amena, placentera, ingeniosa, aguda o centelleante.

Con frases cortas y directas que convierten la historia en algo muy ágil, Teresa Álvarez Blanco nos cuenta la casi surrealista aventura de Elvira que nos habla en primera persona y que me ha recordado al desternillante protagonista loco que Eduardo Mendoza creó para esa saga del detective anónimo allá por 1978 y que ya lleva publicadas cinco novelas, la última en este año de 2015. Y no quiero hacer comparaciones, pero me niego en redondo a considerar a Eduardo Mendoza como un autor "ligero". Elvira sólo sé que ya ha sido protagonista de dos novelas, la primera Helarte de miedo que tendré que volver a releer pues lo disfruté cuando aún no existía este blog. Lo demás, querido lector, lo dejo a tu intuición.

Me queda por decir poco ya, que el tiempo apremia y se termina el año. Y no voy a decir nada más porque quiero, querido lector, que descubras a Elvira y a Chema y disfrutes, tanto como lo he hecho yo, de su estrambótica vida, de sus cenas llenas de sandwiches de jamón, queso, lechuga y tomate, de sus alocados viajes en moto, de sus trabajos decepcionantes, aburridos y mal pagados, de sus existencias anodinas, quizás muy parecidas a todas las nuestras, que de repente tienen la suerte de verse sacudidas por una persona desconocida que nos pone todo patas arriba, y de los juegos de Elisa con sus cuatro sobrinos que le absorben toda su energía en el parque espachurrada entre la hierba.

Con el miedo en los tacones es una deliciosa novela "ligera" fruto de la asombrosa imaginación de una mujer que disfruta con Isabel Allende, Almudena Grandes, José Luis Sampedro y con La madre de Máximo Gorki. No es fantasía, tampoco magia ni siquiera la acción es tan trepidante que deja sin aliento pero es la pequeña historia de una mujer, como cualquiera de nosotros, que lleva una vida absolutamente normal y que se ve envuelta en una situación extraordinaria. Sólo me queda recomendarte vivamente que entres a divertirte con Elvira, te sumerjas en la lectura y disfrutes de cada uno de sus momentos.

Gracias Teresa Álvarez Blanco por tu amistad, por tu deferencia tan generosa en enviarme el manuscrito de tu novela y, sobre todo, por haber hecho disfrutar tanto con tu libro a este enamorado de Gabriel García Márquez.

©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega

martes, 8 de diciembre de 2015

La fragilidad del neón



Al terminar la lectura de La fragilidad del neón tengo la sensación de que la única nota de color se encuentra en las luces azul y rosa del burdel La Vie en Rose de la calle Les Vilandes en Montmartre que iluminan la negrura de la habitación de Ramón Sandoval y en los ojos verdes de Claire. Todo lo demás es en blanco y negro, a lo sumo gris, como en el último capítulo de la novela, que Juan Laborda Barceló titula La esperanza. Tan blanco y negro como la película Fallen Angel protagonizada por Linda Darnell.

Ramón Sandoval, un inmigrante español refugiado en París, trabaja como chófer tras perder su particular guerra en España y haber sido hurtado de la gloria de haber sido, junto a los republicanos españoles, los que primeros entraron en París con sus carros de combate el día de la liberación de la ciudad del yugo nazi. Pero la capital francesa en 1961 no es un paraíso. El conflicto argelino aviva los peores resentimientos en algunas facciones del ejército que amenazan con derrocar la democracia bajo el pretexto del colonialismo.


Argelia está inmersa en su cruel guerra de independencia y, mientras, la V República de De Gaulle, en el París que se debate entre las luces y las sombras, es amenazada por las pretensiones imperialistas de algunos altos cargos militares. El FLN y la OAS harán peligrar la estabilidad de Francia y de Europa, donde la guerra fría ya ha abierto una brecha entre sus naciones.

La llegada a París de la estrella de Hollywood Linda Darnell, convierte a Ramón en su chófer particular. Junto a ella, entrará en contacto con cineastas y escritores, reflejo del vivo mosaico cultural que es la ciudad. Y no solo eso, Maurice Papon, el mismísimo jefe de la policía parisina, le asigna el papel de protector de la actriz. Existen, al parecer, fundadas sospechas de que Darnell podría ser objeto de un atentado por parte del FLN en su lucha por la independencia de Argelia. Ramón se convierte así, sin él saberlo, en una pieza más de un complejo engranaje.

El control de Argelia es una cuestión de Estado para Francia, pero aquel territorio podría ser también una pieza clave para configurar un nuevo panorama mundial en una hipotética confrontación entre Washington y Moscú, en un marco de guerra fría en la que las dos potencias intentan que no ocurra la teoría del dominó en la que si cae una pieza hacia un lado, irán cayendo todas las demás.

¿Es posible que para implicar a los Estados Unidos en la defensa de Argelia como una colonia francesa todo valga?


La fragilidad del neón es una metáfora del paso del tiempo en relación a los ideales, de como los años castigan a las ideologías que, como en el tenebrista cuadro de Goya, Saturno devorando a un hijo, aniquilan y engullen a sus propios hijos más fieles que han creído fielmente en ellas. La luz del neón es la imagen del fracaso y del derrotado, del que ha creído y está de vuelta de todo. Ramón Sandoval no es un converso que cree en otra cosa sino que solamente cree en lo que le sucede y en su monótona vida sin alicientes. Ramón Sandoval ha perdido todo. Ha perdido a sus padres en la guerra, la guerra en la que luchó, su patria bajo el yugo fascista, al amor de su vida asesinada en un campo de concentración nazi, a su hermano que combate en el desierto de Argelia y al que sólo le unen esporádicas cartas, y que le han convertido en un hombre totalmente vacío. 

En los años sesenta del siglo pasado se reencuentra la gente con la esperanza pues es una década de apertura al mundo mientras hay naciones que luchan contra el colonialismo por su independencia en la que se producen muchas muertes, enfrentando de nuevo las ideologías con los aspectos negativos que se producen en ellas.

Todos los personajes de la novela están en plena decadencia. Ramón Sandoval atenazado por sus miedos y sus fantasmas hundido en el fracaso más hondo, Linda Darnell que ve como su matrimonio y su época de gran actriz de Hollywood toca sus últimas notas, Manuel Sandoval que intenta poner en pie unas ideas de justicia, solidaridad y libertad en un infierno en el que sus compañeros de batalla no lo tienen tan claro, Maurice Papon que siente como puede algún día ser acusado de crímenes contra la humanidad desde su puesto de jefe de la prefectura de la V República por haber defendido la Francia Libre del general Petain y haber colaborado con los nazis,... Todos en su papel intentan tener una vía de escape en esa capital de la luz ensombrecida por unos hechos trágicos.

La fragilidad del neón es una novela muy documentada en hechos históricos reales en una situación en algunos aspectos ficticios y en cine, donde Juan Laborda Barceló se mueve como pez en el agua al ser un apasionado de ambos temas al narrar una historia basada en hechos históricos muy identificados, muy vivos y muy tangibles, cuajada de innumerables insinuaciones cinematográficas. Toda la novela está estructurada de forma muy cinematográfica con todas escenas descritas como si de un guión de cine se tratara, Así se ve en cada una de ellas como si fuese una escena en si misma cerrada con un principio intenso, un desarrollo y un final que intenta subir la situación para enlazar con la siguiente, y en dos lugares diferentes como son el desierto argelino y París que se van mezclando en la trama, compensándose continuamente para al final converger en los hermanos, Ramón y Manuel Sandoval.

La fragilidad del neón es una historia dramática salpicada de situaciones políticas que habla de dos espacios atrayentes y muy distintos con grandes dosis de intriga y de acción, aunque parezca ser que el tiempo esté suspendido dentro de ella, y repleta de homenajes al mundo de la farándula más glamourosa y el mundo del arte que hacen ir avanzando la trama y donde los personajes, increíbles y magníficos tanto los principales como los secundarios, como Rafael, se van acercándose y alejándose para encontrarse en su final, y donde, a medida que se van construyendo las historia ficticias nos acercamos a la realidad en un devenir paralelo. 

Ramón Sandoval, un hombre absolutamente descreído, se encuentra en este París fascinante con una mujer que le puede salvar. Claire es el único asidero al que se puede aferrar Ramón para lograr su salvación ya que no tiene a nadie más, excepto a su único amigo, Rafael, que se reúne todos los días con él para charlar de sus vidas con nostalgia en un jardín a las espaldas del Museo Cluny que, si bien no existía en octubre de 1961, Juan Laborda Barceló lo incluye en la novela porque un creador como él es capaz de inventar escenarios para escribir una historia tan bellísima, cruda, profunda y emocionante como es La fragilidad del neón en donde sus personajes son peones de una partida de ajedrez humana en un juego de luces y de sombras que sobrevuela durante toda la narración dentro de una obra vibrante y amarga que no deja a ningún lector indiferente.

Juan Laborda Barceló se recrea en una historia que se nota que se encuentra muy a gusto escribiendo con una prosa muy cuidada tendente al lirismo y alejada de excesos de de figuras barrocas donde se desnuda y nos hace aprender y disfrutar al mismo tiempo de una trama llena de hechos históricos, ambientes parisinos, cine y fetiches, en la que se reflexiona sobre el individuo y las ideologías para proponerte que es lo que se debe de hacer ya que la Historia siempre se escribe por cuestiones de amor, de dinero, de sexo y por cuestiones de poder inmediato. 

Como los ideales, el neón se comprime, expande, cambia de color y fractura con el paso del tiempo, cita con la que nos adentramos en La fragilidad del neón, ese neón que muestra que esas conductas ideológicas que resultan muy brillantes pero que al final están bastante vacías pues encima de las ideas siempre están las personas. Después se lee la primera frase de la novela, "Un incendio en la oscuridad del desierto es igual que una cerilla dentro de un congelador: prende con facilidad, pero el frío de la noche se encarga de apagarlo". Y definitivamente, el lector ya quedará absorbido de forma irremediable en una auténtica obra de arte para descubrir todas las melancolías de Ramón Sandoval que le alimentan y le permiten seguir adelante a pesar de todos los fantasmas que le acechan desde su pasado y que le hielan el alma como en esos versos que se encuentran en el decrépito tomo de poesías de Miguel Hernández que lleva siempre en el bolsillo de su chaqueta cuando lee el poema de El soldado y la nieve: 


Nieve donde el caballo que impone sus pisadas
es una soledad de galopante luto.

Nieve de uñas cernidas, de garras derribadas,
de celeste maldad, de desprecio absoluto.




©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega

viernes, 4 de diciembre de 2015

Melodía quebrada



Quien haya tenido en su vida el privilegio de poder haber conocido Barcelona, no puede dejar de leer Melodía quebrada de Josep Camps. Barcelona tiene muchas novelas en que ella es gran protagonista en la historia que se cuenta dentro de ellas, pero en ésta de Melodía quebrada, Josep Camps da un paso adelante y nos muestra una Barcelona en su más absoluta actualidad y sumergida en un mundo de corrupción política e intereses turbios de grandes empresarios que en sus negocios siempre ganan, pese a quien pese, frente a los derechos de los ciudadanos de a pie. Y en cuestión de ganar más y más dinero raro es el caso en que pierdan.

Al sargento de los Mossos d,Esquadra Mercado, a partir de aquí siempre ya Tiki, adscrito a la División de Investigación Criminal en el Área Central del Crimen Organizado en el Central Complex Egara de Sabadell, le encargan la investigación de la muerte de Guillermo Canals, un muy acaudalado empresario catalán con importantes conexiones políticas y sociales, cuyo cadáver en extrañas circunstancias aparece dentro de la sauna privada de un exclusivo club de golf de su propiedad en la Sierra de Collserola.

Tiki Mercado es, además de policía, extoxicómano, fiel, incorruptible y muy cercano a todos nosotros, a los ciudadanos de a pie me refiero, porque Josep Camps ya se encarga de hacérnoslo real y semejante, muy real y semejante. A mayores, es un enamorado del rock and roll de los años 70, pincha discos en un garito, es un soltero empedernido y, pese a tener un gran éxito entre las mujeres, a las que adora, parece que, por sus miedos a su pasado y pese a los consejos de su psiquiatra que le ayuda desde hace cinco años para superar su adicción a las drogas y al alcohol, no tiene excesiva suerte en sus relaciones con ellas.

Tiki Mercado, con la inestimable ayuda de su compañera Elvira Sangenís, empieza a investigar lo que parece ser un asesinato más en su carrera para ir destapando una descomunal y sorprendente trama de corrupción urbanística dentro de la ciudad Condal donde parece que en vez de proteger el bien común y el bienestar de los ciudadanos, que pagan religiosamente sus impuestos, la Generalitat y el Ayuntamiento prefieren proteger a grandes empresas privadas para los fines económicos de estas y de aquellos dos, sea en épocas de bonanza como en ésta de crisis que ahora sufrimos. Y digo Generalitat de Catalunya y Ayuntamiento de Barcelona porque la trama se sitúa en esta ciudad, aunque bien es sabido por todos los más ilusos de que en casi todas partes de nuestro país cuecen habas y se prefiere dejar, por dinero, claro, que un patrimonio íntimamente ligado a la ciudad y al disfrute de los que en ella viven y trabajan pase a convertirse en el negocio de sólo unos pocos que, qué casualidad, siempre son los mismos.

Y aquí tengo que volver a hablar de una Barcelona contemporánea, magistralmente descrita por Josep Camps, que se convierte en una sólida y absoluta protagonista imprescindible de Melodía quebrada junto a un Tiki Mercado inconmensurable que no deja de preguntarse el porqué desde más arriba que el puesto que él ocupa quieren callar y pasar un tupido velo sobre los acontecimientos que se narran y si las personas pueden llegar a ser tan molestas como para anular una operación policial. Pero, como ya he dicho, Tiki Mercado es leal, honesto, fiel e incorruptible y no cejará en su empeño de esclarecer los hechos utilizando todas las armas, algunas rozando hasta la ilegalidad.

Es Melodía quebrada una novela que poco a poco va entrando en el lector hasta que, de repente, éste descubre que ha sido absorbido por su historia de forma tal que sin darse del todo cuenta queda atrapado sin remedio entre sus páginas.

Barcelona ha sido motivo de inspiración para muchas historias negras y policiales, aunque Josep Camps da una vuelta de tuerca con Melodía quebrada ofreciéndonos una versión genial de la actualidad más próxima y en todo momento aderezada por esa sorprendente banda sonora original repleta de canciones del más puro rock and roll, del verdadero rock and roll en su época más gloriosa, del rock and roll de las grandes bandas como los Rolling Stones, Led Zeppelin y Credence Clearwater Revival, que nos acompañan desde su primera página hasta que cerremos el libro.

Y, por último, vamos por el gran protagonista, el genial Tiki Mercado, un personaje que entra por la puerta grande de la mejor novela negra. Pasada la barrera de los cuarenta, de 1,88 de altura, 90 kilos, moreno, nacido en Castilla y León en La Horra cerca de Aranda de Duero, hijo único, que se afeita solamente una vez por semana, que se gasta en ropa menos que una monja de clausura y que fuma sin parar. Un tipo al que le gustan sobre todas las cosas las mujeres y el verdadero rock and roll. Toxicómano, aunque lleva ya cinco años sin consumir, con sus miedos y dudas, ayudado por su psiquiatra. Empezó a estudiar Filosofía y Letras y lo abandonó al poco tiempo. Héroe y maestro para sus compañeros, pese a que sus métodos de trabajo no son siempre del agrado de su superior, el subinspector Carreras, pero que, como es un gran policía, le deja más o menos carta libre. Muy impulsivo, pero afable y amigo de sus amigos. Vive y deja vivir sin esperar nada de la vida salvo un buen punteo de guitarra eléctrica o el beso cálido de una mujer. Para mantenerse en forma, Elvira le ha aconsejado que se ponga a correr y él se pone con ahínco a hacerlo nada menos que por las tremendas cuestas de la montaña del parque de Montjuic. Odia conducir, pero alguien le ha regalado una pequeña scooter de 50 cm. cúbicos y con ella se mueve por Barcelona, lo mismo renqueando por la empinada carretera de Vallvidriera como embalándose por las bajadas de ese Montjuic, que su amigo Alfonso Galán le ha hecho amar, porque alguien le ha contado que por su asfalto corrieron hace años en sus bólidos de Fórmula 1 unos tales Jackie Stewart y Emerson Fittipaldi adornadas sus caras con inmensas patillas. Es respetuoso con la gente, pero ante las injusticias puede llegar a rozar la violencia. Absolutamente honesto y leal, tanto que es capaz de hacer lo que hace en el final majestuoso de Melodía quebrada donde se demuestra que no todo lo que parece ser es lo que se supone que es. ¿Se puede retratar mejor a un personaje? Josep Camps nos presenta a uno que estoy seguro que seguirá deleitándonos muchos años.

Melodía quebrada es una fantástica novela negra escrita con un explosivo cóctel, del mejor Boadas o Dry Martini, de tres ingredientes perfectos como son Barcelona, rock and roll y Tiki Mercado. Los dos primeros me han hecho volver a esos años en los que yo me paseaba por sus calles o cuando un adolescente se moría con esa música acompañado por todos sus amigos. El tercero me ha fascinado de tal manera que ya estoy deseando, recién acabada la lectura del libro, de embeberme en nuevos casos suyos aún por escribir y ser publicados.

¿Algún pero a Melodía quebrada? Venga si, voy a poner uno. Cuando Tiki pasea por Barcelona me recuerda al gran Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, y cuando está investigando o hablando con Elvira mi cabeza se va a los geniales Bevilacqua y Chamorro de Lorenzo Silva. Me pongo en este momento a pensar y observo, Josep Camps, que esto no se sostiene y que ni siquiera puede ser un pero, porque recordar a estos maestros creadores de estos personajes al leer Melodía quebrada demuestra que esta novela es una obra maestra. Tiki Mercado ya está charlando con ellos para siempre.


©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega

jueves, 3 de diciembre de 2015

El próximo funeral será el tuyo




En el pueblo de Cárcar, desde hace muchos años, las campanas de la iglesia tocan muy a menudo a muerto, y, cuando es una mujer, los ancianos que allí viven temen que sea una joven que haya vuelto a suicidarse, aunque quizás sean asesinatos en vez de suicidios.

Estela Chocarro debuta en el mundo de la narrativa con la novela El próximo funeral será el tuyo, escrito que presentó hace años al Premio Fernando Lara con el título de Réquiem por el ángel caído y el seudónimo de Stella Maris, quedando entre las diez finalistas entre 198 obras presentadas inéditas en lengua castellana, aunque no llegó a ganarlo. Afortunadamente, no se quedó en el cajón y fue publicada por Maeva bajo este nuevo título.

¿Qué pasa cuando se escarba en las heridas del pasado? Rebeca Turumbay, una chica joven de Barcelona, profesora y experta en la obra de Salvador Dalí que trabaja en el Teatro-Museo del artista en Figueres, viaja a Cárcar en Navarra para conocer sus raíces y descubre que su abuelo paterno, Ángel, fue acusado del asesinato de Celia Urbiola, una adolescente, en 1945. Rebeca llega al pueblo de sus antepasados desde la gran ciudad y tiene ciertos prejuicios hacia los habitantes del pueblo navarro, que también recelan de ella, pero estos le irán poco a poco ayudándole y apoyándole en sus pesquisas para esclarecer lo sucedido hace ya tantos años. Así Rebeca se rodea de Víctor, un periodista de un diario local, y de un grupo de ancianos que viven en la residencia geriátrica de la localidad y está formado por Daniel González, "el Gallardo", Patricio, "el Gitano", Marcelo Ágreda y Anastasia Chelezquer que le prestarán su apoyo desde dicha residencia en la que pasan sus últimos años de vida.

Rebeca pondrá su vida en serio peligro para averiguar la verdad de los hechos ocurridos en el que parece ser que de una manera u otra muchos de los habitantes del pueblo estuvieron implicados.

Estela Chocarro nos regala una historia perfectamente ambientada en ese pueblo de la comarca de la Ribera del Alto Ebro, a 65 kilómetros de Pamplona y perteneciente a la Merindad de Estella, en las faldas de un monte y surcado por el río Ega, por el que subiremos y bajaremos con los personajes continuamente por la calle Monte, veremos su Mini Cooper descapotable rojo con una franja blanca aparcado en su Plaza Mayor, visitaremos su iglesia y oiremos sus campanas en el tórrido mes de julio de 2010.

También nos deleitaremos con sus personajes, alma máter de la historia, todos perfectamente descritos y dibujados por la autora: Rebeca, joven profesional, urbana, moderna e independiente que según  iba leyendo me iba recordando cada vez más al Cary Grant de Con la muerte en los talones. El Gallardo, un anciano irónico y arisco de aspecto impecable que en su juventud pintaba y que con su tío Ángel Turumbay, de aproximadamente su misma edad y abuelo de Rebeca, hacía negocios con sus reproducciones perfectas de Dalí. El amigo de el Gallardo, Patricio "el Gitano", un hombre imperturbable y carente del sentido del humor, pero con un gran sentido del honor, que llegó un día a Cárcar como vendedor ambulante y se quedó a vivir allí. Marcelo Ágreda, que empieza a sufrir una demencia senil pero que tiene ratos de lucidez geniales y sorprendentes y que siempre está cantando jotas o recitando refranes del pueblo. Anastasia Chelezquer, mujer de gran carácter pero que nos muestra una gran sensibilidad, viuda y enamorada, pese a sus ochenta años, de Daniel, "el Gallardo".

Estela Chocarro quiere hacer un homenaje con El próximo funeral será el tuyo al pueblo donde vivió hasta los 18 años y a esas historias que escuchaba embelesada sobre esas anécdotas y narraciones locales que le contaba su padre y que le despertaron la curiosidad para explorar los parajes de Cárcar, sobre todo los que aparecen en la novela, como la cuesta de la Peña Caída, la cueva, el río, el cementerio y la iglesia, y se basa para escribir El próximo funeral será el tuyo en un crimen que acaeció de verdad en Cárcar en 1924 donde fue asesinada una joven por un hombre que fue condenado a ir a la cárcel y que, al salir de ella, nunca más volvió al pueblo. Estela Chocarro traslada el asesinato a 1945 porque necesita que en 2010 haya personajes que estén vivos para que puedan dar cuenta de lo que pasó.

Estela Chocarro hace volar su imaginación, y la nuestra, en El próximo funeral será el tuyo y escribe una historia muy atrayente y divertida, visual y que te anima a ir, junto a Rebeca, descubriendo los enigmas que plantea, con una escritura clara y sencilla y un lenguaje perfecto para recrear ese ambiente de un pueblo pequeño donde todos se conocen o, incluso, son familia y donde, nada más llegar un forastero, le cosen a preguntas. Un lugar así que es caldo de cultivo para que sucesos, secretos y dramas se enquisten a lo largo de los años y que, aunque nadie hable del tema y simule no saber nada, nadie ha olvidado lo ocurrido.

El próximo funeral será el tuyo es una buena narración que te hace pasar unas horas de diversión y entretenimiento con lo que hay que agradecer, y mucho, a Estela Chocarro el que haya escrito este libro que, para mi y por haber estado ya escrito bastante años antes que una famosísima trilogía situada en esas tierras, voy a proclamarla precursora de una prometedora novela negra navarra.



©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega