martes, 17 de febrero de 2015

Una madre



¿Qué ocurre cuando, al terminar un libro como es Una madre de Alejandro Palomas, cierras su tapa al finalizar su última página y lees su última palabra escrita en él? Puedo decir lo que yo he sentido y ha sido una explosión de sentimientos y emoción ante una novela absolutamente memorable y llena de situaciones cotidianas que hacen de la literatura una gran obra de arte gracias a la increíble forma de escribir que tiene Alejandro Palomas.

Lo que cuenta Una madre no es nada espectacular, pero es una novela que te mantiene con una sonrisa todo el rato que dura su lectura con una trama divertida, emotiva y emocionante. Una madre es la historia de una familia desde la media tarde de la nochevieja al amanecer del primer día del año nuevo.

Amalia es una mujer de sesenta y cinco años, divorciada desde hace un tiempo de un marido que le ha arruinado la vida. Ahora vive con su hijo menor, Fer, que se dedica a ser actor de doblaje y a poner su voz en anuncios publicitarios. Fer adora a su madre y vive con ella al haber sido abandonado por su pareja que le deja como herencia un cachorro de perro que resulta ser un gran danés. Ambos, madre e hijo, están preparando en la vivienda las uvas que se tomarán cuando las doce campanadas indiquen que un año finaliza para dar entrada a uno nuevo. Amalia se encuentra muy feliz pues en mucho tiempo va a conseguir el sueño de sentar en la mesa para la cena a toda su familia en esa celebración de fin de año. Amalia es una mujer muy divertida e infantil que con sus reflexiones y comentarios hilarantes, la mayoría absurdos y hasta surrealistas, nos va a hacer reír durante todo el transcurso de la cena donde vamos a ir conociendo, poco a poco, a todos los protagonistas y comensales, primero en trazos difusos y gruesos para terminar apareciendo en todo su esplendor y claridad cuando se desvele por fin la historia  particular que cada uno esconde en una catarsis final sensacional.

La trama se asemeja a una obra de teatro en la que por el escenario de la vivienda irán apareciendo de forma correlativa cada personaje, para ser en la cena cuando vayamos descubriendo lo que cada uno de ellos encierra.

En este tiempo que dura  el acontecimiento iremos conociendo a Amalia, a sus hijos Silvia Emma y Fer, a la novia de la segunda, Olga, y al tío Eduardo, el hermano pequeño de Amalia que se traslada desde Lisboa donde reside. Durante esas horas descubriremos en las confesiones de cada uno su personalidad y como les ha tratado la vida de forma impactante, yendo con una muy profunda emoción hacia un final donde Amalia, una gran madre, demuestra que de inocente, pueril o tonta no tiene absolutamente nada y que es una auténtica maestra en abrir los ojos a toda su familia a la que, siendo lo único valioso que le queda, protegerá con uñas y dientes.

Alejandro Palomas crea una galería de personajes tan cercanos a nosotros que nos los creemos como si los conociéramos de toda la vida. Unos hombres y mujeres que luchan o se encierran en si mismos con sus miedos, con sus alegrías. con sus fracasos y con sus éxitos. Unos personajes que podemos sentir como parte nuestra.

La prosa perfecta de Alejandro Palomas mezcla con sabiduría la narración con unos diálogos chispeantes que no deja en el lector ni un solo momento de descanso y le hace pasar de la carcajada y la sonrisa más grande a sentimientos profundos y dolorosos que le llenan de emoción y de congoja.

Momentos sublimes como ese cartel luminoso que emite mensajes desde una azotea junto al puerto de Barcelona, esa silla en la que desde hace años ya no se sienta nadie, esa ciudad que empieza a llenarse de la luz del amanecer iluminando su cielo de violetas, azules, añiles y naranjas después de una noche de luna gris y brisas encontradas, ese teléfono cuya pantalla es sin descanso acariciada por una mano en busca de una llamada que no se producirá, esos ojos verdes que parecen bosques alemanes, esa libreta que contiene los secretos de los porqués de una vida entera, y esa madre valiente y entrañable que entreteje con su humor especial y desinteresada entrega los hilos protectores para los suyos para mantenerlos unidos haciendo, cuando es necesario, hablar al que calla y encauzando la vida a los otros, en una noche intensa, llena de confesiones, secretos y mentiras, que será el inicio de una nueva vida, y que sabe perfectamente cual es el momento en que tiene que actuar para conseguirlo y que nada ni nadie le va a apartar de su cometido.

Una novela envolvente con un argumento que mantiene en todo momento la tensión y con estos personajes redondos retratados de manera perfecta que nos subyugan dentro de una historia preciosa llena de varias historias muy bellas que nos cuentan como cada uno tendrá que afrontar la vida que empieza en el nuevo año.

Una madre es una novela inteligente y muy bien escrita que no aburre nunca con sus pequeños saltos temporales que la dan un ritmo que obliga a leerla de un tirón, y con unas escenas fantásticamente diseñadas llenas de secretos que se explican siempre en el momento adecuado.

Una madre divierte, emociona, te humedece los ojos, te hace reír y te demuestra que no hay mejor cosa que leer una obra de arte.

Si todas las cosas tienen en nuestra vida un sentido y todos los finales son también un comienzo aunque no lo sepamos en ese momento, yo lo tengo muy claro. He terminado de leer Una madre y he descubierto a un grandioso autor como es Alejandro Palomas. Comienza el momento de leer más obras de este escritor porque estoy plenamente convencido de que no podré ya dejar de hacerlo.

©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega