Cuando a mediados de los noventa ("el principio de los tiempos") un compañero de trabajo me presto una cassette con las aventuras de un niño desternillante descubría a Manolito Gafotas. Con pocos libros he conseguido reir a mandíbula batiente como con los suyos. Fueron uno de los mejores regalos que hice a mi hija Carolina (supongo, aunque habría que preguntárselo a ella) y yo deseaba que los acabara para tomárselos prestados, cosa que "confieso de forma pública" en estos momentos.
Acabo de terminar el último de la saga en el que Manolito, mejor Manolo, se nos ha hecho mayor. Ahora es ya un preadolescente al que se le ha afilado la cara y se ha cambiado el flequillo. Tiene una novieta, Melody Martínez, de familia desectructurada que le adora aunque a él le moleste. El imbécil sigue siendo un genio manipulador que será un as de la informática y seguramente un DJ de éxito en "todo el mundo mundial". Su gran amigo "el cerdo traidor" Orejones López será también un estilista famoso y su nueva hermanita la Chirli emulará en los escenarios a Lady Gaga. La familia está hipotecada hasta la médula y su madre Cata se hace autónoma y le sisa de su cartilla de ahorros, regalo de comunión de la Luisa con 500 €, para poder comprar las herramientas de trabajo. Su padre Manolo empieza a tener achaques coronarios y su abuelo se está haciendo cada vez más viejo. La crisis económica está en su apogeo y los que gobiernan son todos unos "chorizos".
Pero él se pregunta para que sirve y es el abuelo el que se lo dice:
"—Muy bien, te lo voy a decir de verdad. Hay niños a los que enseguida se les ve para dónde van a tirar. Tu hermano es un genio, eso lo sabemos, aunque sea un egoistón. Y tu hermana es una estrella, eso lo saben hasta los chinos de Rusia. Y el Orejones... No sé si servirá para algo pero si a los doce años lleva ese flequillo con tanto desparpajo seguro que va a saber buscarse la vida.
—Vale, pero... ¿y yo?
—Pues luego hay niños que nadie sabe para lo que sirven...
—Eso es lo que me pasa a mí.
—Pero ¿sabes por qué? Porque es muy difícil de explicar lo importantes que son.
—Eso es peloteo. Yo no soy importante.
—Lo eres. Quieras o no. Y todo el mundo te necesita en esta casa. Pero son cosas que nunca se dicen. Nadie va a decir nunca que la vida no sería igual sin este Manolito.
—Mejor Manolo, abuelo.
—Es que si digo Manolo es como si hubieras crecido, y me da pena, majo mío, qué le voy a hacer."
Y es que es verdad. Todos te necesitamos Manolito, mejor Manolo, perdón, todo el "mundo mundial" te necesita para seguir riéndose con tus salidas y para que sigas haciendo de Carabanchel Alto el barrio "más importante de Europa".
Gracias Elvira Lindo por hacerme disfrutar con tu genial personaje desde hace veinte años.
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