" Te invito a visitar mi salón, le dijo la araña a la mosca. Es el saloncito más bonito que hayas visto jamás. Hoy no, gracias, señor Zanquilargo, tengo cosas más importantes que hacer".
Este es un fragmento de una canción infantil popular inglesa basada en la fábula escrita por Mary Howitt, una poeta victoriana que le sirve a Mercedes de Diego para dar título a su primera novela, La invitación de la araña, publicada hace unos días por la Editorial Huso.
Mercedes de Diego invita a sus lectores, como hace la araña con la mosca, a entrar que va tejiendo alrededor de Ángela, su protagonista, una profesora universitaria en la sesentena que tiene una personalidad extraña y bastante peculiar, y que, a instancias de una amiga suya, decide hacer para pasar unos días de vacaciones un intercambio de casas a través de una página web, la suya en Madrid y la de un exfarmaceútico desconocido, Ambrose Calvert,que vive en el pueblo de Farncombe en Inglaterra, para que a partir de este suceso casual y nimio se desate una potente intriga.
Ángela es una mujer bastante asocial que no tiene casi ningún amigo, si es que tiene alguno, ni en su vida privada ni en la perteneciente a la profesional, y que después de once años de convivencia ha decidido romper la relación con su pareja. Es una persona a la que le es imposible relacionarse de una manera normal con su entorno y viaja a los idílicos paisajes del condado de Surrey, en el sudeste de Inglaterra, en búsqueda de una paz interior que necesita. En cambio, se encuentra con una casa que desde el principio no le gusta nada, al mismo tiempo que va descubriendo, gracias a su curiosidad morbosa, que mucho menos aún le gusta su propietario. La protagonista va avanzando en la narración y nos va poco a poco desvelando hechos traumáticos de su infancia y juventud que nos permitirán descubrir y entender su personalidad tan oscura dominada por la más absoluta soledad.
Mercedes de Diego crea su historia desde la experiencia cotidiana de Ángela, totalmente anodina y hasta aburrida, en la que únicamente se dedica a leer, pasear un poco, comer muy frugalmente a base de huevos que recoge del pequeño gallinero de la finca y a investigar sobre el propietario de la casa, centrándose en sus sentimientos y en sus rasgos psicológicos, en sus defectos, Bastantes, y en sus virtudes, pocas. Ángela está perfilada como una mujer fuerte, pero que su inseguridad le hace muy vulnerable.
Del argumento sólo voy a decir esto, que es como no decir nada, porque no quiero desentrañar nada de lo que ocurre en la novela. No Obstante, en una historia en la que aparentemente ocurren muy pocas cosas o casi nada, la intriga y el suspense se instalan en las páginas de La invitación de la araña, llegando a ser obsesiva y claustrofóbica. Mercedes de Diego crea un ambiente irrespirable y va describiendo con una maestría difícil de superar las emociones de Ángela y el impacto de los sucesos que le marcaron su difícil personalidad con las palabras justas y precisas y con una gran perspectiva intuitiva, en una novela en que Ángela reina en solitario, siendo el resto de personajes como meros adornos de la trama.
La invitación de la araña dice su autora que es un pequeño homenaje a Agatha Christie y por eso la acción discurre por los lugares de donde la escritora inglesa, hoy bastante caída en el olvido, sacó a tantos personajes para sus novelas, como por ejemplo Miss Marple. Pero a mí su lectura me ha hecho recordar a la que considero como la verdadera figura femenina del suspense, Patricia Highsmith, ya que La invitación de la araña me ha devuelto a los geniales de la magnífica escritora norteamericana en donde sus personajes llegan a puntos álgidos de tensión. Como ella, Mercedes de Diego parece tener muy claro que lo esencial de una novela es el individuo, un individuo que se siente desplazado de la época en la que le ha tocado vivir y que le devoran todos sus demonios, las lujurias, las pasiones, avaricias, envidias, amores, odios, extraños deseos, enemigos reales e irreales, y por un ejército de recuerdos contra los que lucha y que nunca le dan un segundo de descanso. Como Highsmith, Mercedes de Diego busca su inspiración o desconexión en los episodios y personajes mundanos en momentos absurdos y banales, como la tragedia ante un frigorífico vacío, comer sólo huevos o estar obsesionado por si algo se les ha olvidado y son descubiertos.
La invitación de la araña es una novela no excesivamente larga, pero de larga incitación, astuta e imaginativa, práctica, inteligente y honesta, y como las buenas narraciones creo poder asegurar que está escrita con las emociones propias de su autora que, aunque como en todo buen libro de suspense esté todo totalmente calculado, describe escenas y hechos que probablemente la escritora habrá experimentado en primera persona que es como se consigue escribir un buen libro, con experiencias como estas, realmente sentidas, de primera mano.
Mercedes de Diego sabe captar, sentir, comprender y trasladar las emociones sin morir en el intento, y se le nota que disfruta escribiendo y que seguiría haciéndolo aunque viviese en una isla desierta en la que no tuviese la más mínima posibilidad de encontrar un solo lector.. Utiliza muchos de los mandamientos de la literatura de Highsmith: muy poco diálogo, sin trucos, libertad organizada, diversión, el libro es un ser vivo que te va dictando según avanza por lo que mejor no tener preparado nada de antemano y ni un solo juicio moral porque el arte no tiene nada que ver con la moral, los convencionalismos ni los sermones.
"¡Criatura dulce! dijo la araña, eres ingeniosa y eres sabia...". Sus palabras astutas y aduladoras minaron la fortaleza de la mosca que se acercó revoloteando lentamente y se introdujo dentro del pequeño salón de la casa de la araña...
Bienvenida sea esta magistral novela que es La invitación de la araña. Mercedes de Diego se hace un hueco por méritos propios en el panorama literario español de la novela de misterio psicológico y mucho me temo de que, a partir de ahora, se hará imprescindible. Yo, desde luego, ya estoy deseando leer su próximo libro.
©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega
©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega
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