miércoles, 25 de enero de 2017

Reflejos en el cristal cotidiano




Jorge David Alonso Curiel, en su nuevo poemario Reflejos en el cristal cotidiano (Playa de Ákaba), título que me hace viajar a la primera escena de Desayuno en Tiffany’s, cuando una bellísima Audrey Hepburn se acerca al amanecer en la ciudad al escaparate de la joyería y su rostro se refleja en el cristal, mientras suena de fondo la envolvente melodía de Moon River, introduce, a modo de prologo, un pequeño poema del Zohar (esplendor), libro hebreo central junto al Séfer letzirá, de la corriente cabalista en el que se dice que todos estamos divididos en dos partes, una visible y otra invisible, siendo lo primero reflejo de lo segundo.


Eso es Reflejos en el cristal cotidiano, una tenue luz casi sombra de la vida que nos toca vivir en el día a día a cada uno, con nuestros sueños y deseos, donde el poeta y el escritor siempre está atento a las pequeñas cosas que van ocurriendo a su alrededor; el amor por el buen cine, en especial por el de Buñuel, o puede que sea por la espléndida Catherine Deneuve de Belle de jour; la tosca cantinela de los ancianos; la poesía para salvarse de lo anodino y rutinario de nuestra existencia; el espejo de parecerse a un Bukowski o, posiblemente, a un Henry Miller en su forma de vivir; la evolución de la vida con optimismo pues se va a mejor según vamos cumpliendo años; la igualdad de todos en la vulgaridad de nuestras acciones y nuestro desamparo, aunque queramos ser diferentes a los demás y así lo pensemos.

Pequeñas cosas cotidianas que realizamos, dándonos cuenta de que nos hacen felices, mirar la vida con ojos positivos, escribir lo que nos salga de dentro sin florituras, tener fantasías, añorar situaciones vividas, pasar las horas al lado de la persona que amas, tener claro lo que quieres ser, rebelarte ante las normas, escuchar caer la lluvia, disfrutar de la naturaleza, amar, leer, escribir, saber…

Reflejos en el cristal cotidiano es la poesía como arte y el arte para hacernos mejores en este mundo despiadado y cruel que nos ha tocado vivir. Jorge David Alonso Curiel escribe de forma directa, clara, realista rozando el naturalismo, sin adornos excesivos, con ese poso que tiene de retranca e ironía. Sus poemas son simple y llanamente unos reflejos de nuestra cotidianidad donde nos asomamos a ver girar el mundo, para salir de la normalidad reinante, de esperanzas de acumular riquezas y bienes materiales, para dedicarse a la literatura y convertirse en una especie de asceta con el premio, gracias a ella, de haber conseguido la salvación frente a la mediocridad. Pero , claro está, esto sólo está destinado a los privilegiados que gozamos de ella y con ella.

©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega

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