viernes, 4 de diciembre de 2015

Melodía quebrada



Quien haya tenido en su vida el privilegio de poder haber conocido Barcelona, no puede dejar de leer Melodía quebrada de Josep Camps. Barcelona tiene muchas novelas en que ella es gran protagonista en la historia que se cuenta dentro de ellas, pero en ésta de Melodía quebrada, Josep Camps da un paso adelante y nos muestra una Barcelona en su más absoluta actualidad y sumergida en un mundo de corrupción política e intereses turbios de grandes empresarios que en sus negocios siempre ganan, pese a quien pese, frente a los derechos de los ciudadanos de a pie. Y en cuestión de ganar más y más dinero raro es el caso en que pierdan.

Al sargento de los Mossos d,Esquadra Mercado, a partir de aquí siempre ya Tiki, adscrito a la División de Investigación Criminal en el Área Central del Crimen Organizado en el Central Complex Egara de Sabadell, le encargan la investigación de la muerte de Guillermo Canals, un muy acaudalado empresario catalán con importantes conexiones políticas y sociales, cuyo cadáver en extrañas circunstancias aparece dentro de la sauna privada de un exclusivo club de golf de su propiedad en la Sierra de Collserola.

Tiki Mercado es, además de policía, extoxicómano, fiel, incorruptible y muy cercano a todos nosotros, a los ciudadanos de a pie me refiero, porque Josep Camps ya se encarga de hacérnoslo real y semejante, muy real y semejante. A mayores, es un enamorado del rock and roll de los años 70, pincha discos en un garito, es un soltero empedernido y, pese a tener un gran éxito entre las mujeres, a las que adora, parece que, por sus miedos a su pasado y pese a los consejos de su psiquiatra que le ayuda desde hace cinco años para superar su adicción a las drogas y al alcohol, no tiene excesiva suerte en sus relaciones con ellas.

Tiki Mercado, con la inestimable ayuda de su compañera Elvira Sangenís, empieza a investigar lo que parece ser un asesinato más en su carrera para ir destapando una descomunal y sorprendente trama de corrupción urbanística dentro de la ciudad Condal donde parece que en vez de proteger el bien común y el bienestar de los ciudadanos, que pagan religiosamente sus impuestos, la Generalitat y el Ayuntamiento prefieren proteger a grandes empresas privadas para los fines económicos de estas y de aquellos dos, sea en épocas de bonanza como en ésta de crisis que ahora sufrimos. Y digo Generalitat de Catalunya y Ayuntamiento de Barcelona porque la trama se sitúa en esta ciudad, aunque bien es sabido por todos los más ilusos de que en casi todas partes de nuestro país cuecen habas y se prefiere dejar, por dinero, claro, que un patrimonio íntimamente ligado a la ciudad y al disfrute de los que en ella viven y trabajan pase a convertirse en el negocio de sólo unos pocos que, qué casualidad, siempre son los mismos.

Y aquí tengo que volver a hablar de una Barcelona contemporánea, magistralmente descrita por Josep Camps, que se convierte en una sólida y absoluta protagonista imprescindible de Melodía quebrada junto a un Tiki Mercado inconmensurable que no deja de preguntarse el porqué desde más arriba que el puesto que él ocupa quieren callar y pasar un tupido velo sobre los acontecimientos que se narran y si las personas pueden llegar a ser tan molestas como para anular una operación policial. Pero, como ya he dicho, Tiki Mercado es leal, honesto, fiel e incorruptible y no cejará en su empeño de esclarecer los hechos utilizando todas las armas, algunas rozando hasta la ilegalidad.

Es Melodía quebrada una novela que poco a poco va entrando en el lector hasta que, de repente, éste descubre que ha sido absorbido por su historia de forma tal que sin darse del todo cuenta queda atrapado sin remedio entre sus páginas.

Barcelona ha sido motivo de inspiración para muchas historias negras y policiales, aunque Josep Camps da una vuelta de tuerca con Melodía quebrada ofreciéndonos una versión genial de la actualidad más próxima y en todo momento aderezada por esa sorprendente banda sonora original repleta de canciones del más puro rock and roll, del verdadero rock and roll en su época más gloriosa, del rock and roll de las grandes bandas como los Rolling Stones, Led Zeppelin y Credence Clearwater Revival, que nos acompañan desde su primera página hasta que cerremos el libro.

Y, por último, vamos por el gran protagonista, el genial Tiki Mercado, un personaje que entra por la puerta grande de la mejor novela negra. Pasada la barrera de los cuarenta, de 1,88 de altura, 90 kilos, moreno, nacido en Castilla y León en La Horra cerca de Aranda de Duero, hijo único, que se afeita solamente una vez por semana, que se gasta en ropa menos que una monja de clausura y que fuma sin parar. Un tipo al que le gustan sobre todas las cosas las mujeres y el verdadero rock and roll. Toxicómano, aunque lleva ya cinco años sin consumir, con sus miedos y dudas, ayudado por su psiquiatra. Empezó a estudiar Filosofía y Letras y lo abandonó al poco tiempo. Héroe y maestro para sus compañeros, pese a que sus métodos de trabajo no son siempre del agrado de su superior, el subinspector Carreras, pero que, como es un gran policía, le deja más o menos carta libre. Muy impulsivo, pero afable y amigo de sus amigos. Vive y deja vivir sin esperar nada de la vida salvo un buen punteo de guitarra eléctrica o el beso cálido de una mujer. Para mantenerse en forma, Elvira le ha aconsejado que se ponga a correr y él se pone con ahínco a hacerlo nada menos que por las tremendas cuestas de la montaña del parque de Montjuic. Odia conducir, pero alguien le ha regalado una pequeña scooter de 50 cm. cúbicos y con ella se mueve por Barcelona, lo mismo renqueando por la empinada carretera de Vallvidriera como embalándose por las bajadas de ese Montjuic, que su amigo Alfonso Galán le ha hecho amar, porque alguien le ha contado que por su asfalto corrieron hace años en sus bólidos de Fórmula 1 unos tales Jackie Stewart y Emerson Fittipaldi adornadas sus caras con inmensas patillas. Es respetuoso con la gente, pero ante las injusticias puede llegar a rozar la violencia. Absolutamente honesto y leal, tanto que es capaz de hacer lo que hace en el final majestuoso de Melodía quebrada donde se demuestra que no todo lo que parece ser es lo que se supone que es. ¿Se puede retratar mejor a un personaje? Josep Camps nos presenta a uno que estoy seguro que seguirá deleitándonos muchos años.

Melodía quebrada es una fantástica novela negra escrita con un explosivo cóctel, del mejor Boadas o Dry Martini, de tres ingredientes perfectos como son Barcelona, rock and roll y Tiki Mercado. Los dos primeros me han hecho volver a esos años en los que yo me paseaba por sus calles o cuando un adolescente se moría con esa música acompañado por todos sus amigos. El tercero me ha fascinado de tal manera que ya estoy deseando, recién acabada la lectura del libro, de embeberme en nuevos casos suyos aún por escribir y ser publicados.

¿Algún pero a Melodía quebrada? Venga si, voy a poner uno. Cuando Tiki pasea por Barcelona me recuerda al gran Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, y cuando está investigando o hablando con Elvira mi cabeza se va a los geniales Bevilacqua y Chamorro de Lorenzo Silva. Me pongo en este momento a pensar y observo, Josep Camps, que esto no se sostiene y que ni siquiera puede ser un pero, porque recordar a estos maestros creadores de estos personajes al leer Melodía quebrada demuestra que esta novela es una obra maestra. Tiki Mercado ya está charlando con ellos para siempre.


©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega