lunes, 23 de marzo de 2015

Khïmera



Tú, que estás ahí sentado tranquilamente en el sofá de tu casa, quizás aburrido, pensando que, en el fondo, la vida que te ha tocado vivir no es tan mala. Tú, que puede que pienses que esto de la crisis mundial es algo que tiene que ocurrir cíclicamente ya que, como dice la Biblia, hay años de vacas gordas y años de vacas flacas. Tú, que no estás interesado para nada en la política y presumes de ello pues supones que el tablero del mundo está manejado por los de siempre pero que de todo se sale. Tú, feliz congénere del año 2015 debes comprar Khïmera de César Pérez Gellida y ponerte a leer.

"Cuenta la leyenda que en aquel reino vivía el príncipe Iván, el último de tres hermanos pero el más aguerrido y audaz.
Una aciaga noche, el cruel Korschéi Bessmertnii se valió de trucos y argucias para raptar a su madre y llevársela más allá de los treinta y nueve reinos. Impotente, el zar enloqueció y todos sus dominios se vieron contagiados por el caos y las tinieblas. Entonces, el mayor de los tres hermanos partió en su búsqueda.
Jamás regresó.
Le siguió el mediano y nunca más se supo de él.
Y cuando le llegó el turno al príncipe Iván se le apareció una anciana que no era sino la ninfa Rusalka. Esta le convenció de la necesidad de tejer un plan audaz y de la exigencia de disponer de la entereza suficiente para ejecutarlo si quería rescatar a su madre con vida de garras de Korschéi, el inmortal... D esta forma, el príncipe Iván se convirtió en el primero de los bogatyrí, un caballero bizarro y poderoso".

2054. Tras la Guerra de Devastación Global, la realidad social y geopolítica ha cambiado rotundamente. Los viejos conceptos de la democracia y el capitalismo han sido enterrados por las corrientes transhumanistas y la tecnofagia. El poder se concentra en manos de las grandes corporaciones. Sin embargo, todavía queda un cabos suelto, un molesto inconveniente que se escapa de las afiladas uñas de la Asamblea: Khïmera. 

En la arriesgada búsqueda de un enigmático personaje conocido como el bogatyr, héroe para algunos y villano para otros, están puestas las últimas esperanzas de aquellos que luchan para lograr que el mundo cambie para siempre.

César Pérez Gellida crea un mundo a la vuelta de la esquina sobrecogedor. Un futuro cercano que nos damos cuenta que es una muy posible prolongación de nuestro presente en un mundo que surge tras la Guerra de Devastación Global. Un mundo completamente diferente al actual pero absolutamente posible, después de "treinta y ocho meses de devastación en los que el ser humano dejó de ser humano y estuvo muy cerca de dejar de ser".

Khïmera es un rompecabezas detallista, angustioso e inquietante que se nos muestra factible desembocar en él sin ninguna dudad si no conseguimos cambiar el rumbo que hemos tomado.

César Pérez Gellida ha realizado un trabajo de documentación ímprobo y muy completo que, unido a esa innata imaginación característica que posee, hace de Khïmera una novela llena de matices que hacen poso en el lector y que le obliga a reflexionar.

Khïmera no es una historia de ciencia ficción porque todo lo que se cuenta en la novela es absolutamente realista y cotidiano en donde parece que el autor ha viajado en el tiempo hacia el futuro y ha vuelto para plasmar en el papel lo que ha visto con sus propios ojos tan perspicaces.

En Khïmera parece que César Pérez Gellida abandona ese terreno que nos ha demostrado que se encuentra como pez en el agua y que es el de la novela negra y que se embarca en una nueva empresa muy arriesgada. Pero enseguida te das cuenta que es fiel a sus principios y que estamos sumergidos en ese mundo Gellida por él creado. Un mundo donde mima a los personajes, un mundo de acción trepidante y un mundo que es tan fielmente descrito y real que te lo crees a pies juntillas, por mucho que describa situaciones que van a suceder dentro de cuarenta años. César Pérez Gellida da poderosamente un salto hacia delante con Khïmera que es una novela con un argumento denso, con más de cuarenta personajes, todos perfectamente descritos, dibujados y dotados de alma, marca de la casa, donde se construye un mundo realista que te hace leer el libro con lentitud, pese a lo trepidante de la acción, para saborear la buena escritura y descubrir y saborear los guiños a los que los seguidores del autor ya nos tiene habituados y con los que nos sorprendemos con gran regocijo.

He terminado hace unos momentos la lectura de Khïmera, acabo de pasar su última página y he cerrado el libro. Me pongo a pensar y reflexionar. Me ha costado avanzar a veces, me ha entusiasmado la mayoría, me ha sobrecogido y aterrado muchas. Pero la sensación más fuerte que tengo ahora mismo que Khïmera está cerrado a mi lado, con su preciosa portada troquelada mirando hacia mi, es de una profunda y admirada envidia hacia César Pérez Gellida por tener el don de saber escribir de una forma tan magistral. No tengas ninguna duda César Pérez Gellida porque has conseguido plenamente tu propósito tras tantas horas de trabajo extenuante y tenaz. Has creado un escenario tangible, terrorífico y agobiante en esta advertencia que nos haces como si fuera un grito desgarrado para que el mundo no se dirija hacia el abismo.

Vuelvo a abrir Khïmera y releo la dedicatoria que me escribiste con tanto cariño en esa apasionante noche del Zero Café. Como pides en tu nota de autor que te digamos nuestra opinión, emito mi veredicto: he disfrutado mucho con la lectura de Khïmera, aunque deseo que lo que se relata en ella no ocurra nunca. Claro que tú eres tan visionario y genial que seguramente estemos abocados a sufrirlo. Khïmera es una absoluta obra de arte.
Konets.



©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega

martes, 17 de marzo de 2015

El maestro


Hay que esperar mucho tiempo para encontrarse con un libro como El maestro, la primera novela que publica con su
verdadero nombre Màrius Mollà
ya que en sus anteriores obras las firmaba con sus seudónimos de Andrés Vidal Eduardo Roca.

El maestro narra la historia de unos hombres valientes que quisieron acabar con la educación secular de la Iglesia en España y dar a la enseñanza de nuestros niños y niñas un carácter científico y racional, separando de ella toda noción mística y sobrenatural, para alcanzar con la instrucción y formación de la inteligencia, el desarrollo del carácter, la cultura de la voluntad, la preparación de un ser moral y físico bien equilibrado mucho más práctica que teórica y apoyada sobre la gran ley natural de la solidaridad.

Estos idealistas siguieron las ilusiones del famoso pedagogo libertario español Francesc Ferrer i Guardia que fue condenado a muerte por un consejo de guerra que le acusó injustamente de ser uno de los instigadores de los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona, y que recogió la tradición moderna, iniciada por Rousseau en el siglo XVIII, que era contraria a la autoridad y a la cosmovisión religiosa, para adaptarla al anarquismo y librepensamiento que florecía en las ciudades industriales. Para ello creó La Escuela Moderna que fue un centro de enseñanza que existió al comenzar el siglo XX en Cataluña con el objetivo esencial de educar a la clase trabajadora de una manera racionalista, laica y no coercitiva sino de apoyo, con una enseñanza mixta, anticlerical y favorable a la reivindicación obrera, donde los niños y las niñas tenían una insólita libertad, se realizaban ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistía en el equilibrio con el entorno natural y con el medio, en la higiene personal y social, no había ni exámenes, ni premios, ni castigos, haciéndolo extensivo a las familias de los alumnos que colaboraban con los maestros, donde la enseñanza no era una fe sino una confianza en el futuro fundada en sólidos conocimientos.

Pero El maestro no es un tratado histórico pedagógico sino una historia, una bella historia de ficción salpicada de momentos históricos reales donde Màrius Mollà, un escritor que es ingeniero industrial y consultor de empresas y que siempre ha estado atento a los cambios que la Historia ha impuesto, impone e impondrá en nuestro entorno, sitúa en el paradisiaco macizo del Montseny catalán al que en el año 1914 un hombre que viaja solo de Francia a Barcelona, cerca de la montaña siente el impulso de bajarse en una pequeña estación pues decide que el olvido que busca se podría encontrar en el silencio de sus bosques, por lo que entra a formar parte de una pequeña comunidad de leñadores y se acostumbra a la vida sencilla en contacto con la naturaleza, dejando atrás los ideales y los sueños envueltos en su pasado desconocido para todos. Sin embargo está muy claro que nadie puede oponerse a su destino y pronto descubrirá que los niños de la explotación forestal lo necesitan y se da cuenta que tal vez aquel bosque aislado puede ser, después de todo, el lugar para llevar a la práctica los principios pedagógicos que la Escuela Moderna había desarrollado en Barcelona desde 1901 a 1906 en el que fue cerrada tras el atentado anarquista que Mateo Morral hizo en la boda de Alfonso XIII en la que lanzó una bomba contra la comitiva nupcial a su paso por la calle Mayor de Madrid. Ese forastero que llegó a la montaña en 1914, cuando el mundo se abocaba a la destrucción de la Gran Guerra, en un año se gana la confianza de los componentes de la comunidad de leñadores y su corazón gracias a su esfuerzo, prudencia y educación, y es invitado por todos a que sea su maestro.

Màrius Mollà mezcla con maestría dos historias. Por una parte la cronología de ese año en el que Emili Boix vive en el bosque del Montseny, y por otra, la vida de Pablo Bruniquer, discípulo de Ferrer Guardia, desde 1899 a 1914. Y entre las dos historias de ficción introduce datos históricos de nuestro país y de Europa, como son, además de los anteriormente comentados, el inicio de la Primera Guerra Mundial o el asesinato del líder socialista francés Jean Jaurés, que nos desvelan datos muy interesantes sobre la situación político social de la época.

El maestro de Màrius Mollà recuerda y parece heredera de Tierra baja del dramaturgo y poeta catalán Ángel Guimerà, relatando la Restauración borbónica que va desde finales de la Primera República Española en 1874 hasta el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 y que se caracterizó por una cierta estabilidad institucional que impulsó un modelo liberal del Estado. La revolución industrial vio el nacimiento de la clase obrera que creó toda una serie de movimientos políticos y sociales que dieron nombre al movimiento obrero, donde el anarquismo se apoderó de los movimientos de revuelta social y en Cataluña nació el catalanismo político, fruto del rechazo a las políticas centralistas uniformadoras que estaba implementando el nuevo estado liberal español. En Europa se vivió una época donde los movimientos nacionalistas tomaron fuerza y consiguieron modificar la organización territorial existente con la creación de nuevos estados como Italia y Alemania.

Màrius Mollà escribe El maestro con un típico estilo naturalista, describiendo asuntos de la realidad cotidiana de la clase obrera, diseccionando de forma objetiva la realidad social, siguiendo una concepción cientifista y determinista que permite la descripción de conflictos muy pasionales que rodean a esta clase social. Una sociedad conservadora que oprime al obrero que se levanta contra la dominación del caciquismo rural exaltando la naturaleza ante la sociedad envilecida por el progreso y donde la tierra alta de los bosques del Montseny es tranquila y pura frente a la corrupta tierra baja llena de falsedad y maldad. En la montaña los personajes son felices, al menos la gran mayoría, mientras que en el valle se refleja una sociedad degradada por la explotación y el materialismo, con personajes malvados y mezquinos. La tierra alta es un lugar virgen donde no ha llegado la corrupción.

El maestro es una novela apasionante donde aparecen temas modernos como el maltrato a las mujeres, la hiperactividad de los niños o el ecologismo, que narra el sueño de un maestro idealista y vocacional  que consigue para bien cambiar la vida de un niño y que consigue claramente hacernos ver la transformación del sistema educativo como base de todo cambio social y económico. Màrius Mollà escribe con una gran pasión y describe unos personajes absolutamente memorables como Emili, Arnau o Raquel como protagonistas, acompañados por el resto de leñadores, los hermanos Garriga, el cojo Gonçal, el Guardia Civil o Don Miguel, el maestro del pueblo.

El maestro nos describe hechos del pasado pero parece que ya no está nada por inventar porque la historia de El maestro no puede ser más cercana y actual en estos tiempos tan lúgubres que nos está tocando vivir dándonos un soplo de esperanza. Emocionaros con su lectura en esta historia que transcurre en medio de esas rocas inmensas donde rompe el Mediterráneo y por supuesto no dejéis que los de siempre quiten a vuestros hijos la educación que como semilla que deja dentro de ellos es muy fructífera para conseguir un mundo libre y solidario. Figuras como la de Francesc Ferrer i Guardia nos indicó el camino al pensar que nadie es malo voluntariamente y que todo el mal que hay en el mundo proviene de la ignorancia. Y los ignorantes saben esto muy bien y la ignorancia criminal se perpetúa todavía hoy a través de nuevas e incansables inquisiciones aunque ante ellos, sin embargo, algunas de sus víctimas, como estos idealistas y luchadores, seguirán siempre vivas.

©Juan Pedro Martín Escolar-Noriega